La vida hay que vivirla hacia delante,
pero solo se puede comprender hacia atrás
KIERKEGGARD
La capacidad de movernos y de interactuar con el medio es indispensable para la vida. El modo en que lo hagamos determinará nuestras experiencias y nuestros comportamientos más allá del plano físico. Cuando hablamos de control o comportamiento motor no sólo nos referimos a nuestra habilidad para andar, correr, montar en bicicleta, alcanzar o lanzar objetos. El aprendizaje de la cognición espacial, la manualidad o los aspectos faciales; tragar, chupar, masticar, mímica, habla o mirada también forman parte del amplio espectro de comportamientos motores.
El término control motor se define como la capacidad de regular o dirigir los mecanismos que son esenciales para que se produzca el movimiento. Plantea preguntas como: ¿de qué forma el sistema nervioso organiza los innumerables músculos y articulaciones para generar movimientos funcionales coordinados? ¿De qué manera es utilizada la información sensorial proveniente del entorno y del cuerpo para seleccionar y regular el movimiento? ¿De qué forma la propiocepción, las tareas que realizamos y el entorno en el que nos movemos influyen en nuestro comportamiento del movimiento? ¿Qué es más determinante, postura o movimiento?
A pesar de que los movimientos dependan fundamentalmente de generar, controlar y explotar fuerzas físicas, el manejo de las fuerzas requiere más que músculos y biomecánica. En cada punto del desarrollo, el control del movimiento depende de factores del córtex cerebral. La percepción y la cognición son necesarias para planear y guiar acciones motoras. Los factores culturales y sociales estimulan o restringen comportamientos motores. A cambio, el comportamiento motor ofrece experiencias para la percepción, cognición e interacción social. Por ejemplo, los niños de tribus africanas dónde apenas están en el suelo en el primer año no desarrollan comportamientos motores como el rastreo, el gateo o la acomodación ocular cerca-lejos restringiendo la calidad de habilidades futuras para la planificación espacial o la visión cercana. O, de otra parte, aquellos niños que no pudieron mover bien la boca de pequeños, los músculos de la cara o no pudieron fijar bien la mirada por partos encajados o traumas perinatales muestran menor expresividad facial, menor conexión social con sus progenitores y finalmente mayores problemas de reconocimiento y expresión de emociones, así como de interacción social. Así el movimiento no puede entenderse de manera aislada sino en tándem con el resto de los sistemas, el entorno y el contexto social/cultural
“El movimiento no puede entenderse de manera aislada sino en tándem con el resto de los sistemas, el entorno y el contexto social/cultural”.
De acuerdo con un estudio muy interesante publicado en 2017 por Karen Adolph y John Franchak: “La postura es la más fundamental de las acciones motoras. Es el fundamento sobre el que se construyen otras acciones”. Los autores subrayan la importancia de la postura, la estabilidad para la construcción del movimiento y quizás también para la construcción sensorial. Un neonato no puede estabilizar segmentos ni asegurar soporte, presenta movimientos globales de todo el cuerpo hasta aproximadamente las 6 semanas cuándo adquiere un poco más de control de cabeza y es capaz de fijar la mirada (primer comportamiento motor).
Cuántas veces observamos en niños con dificultades en la coordinación motora que no paran quietos, se mueven por todas partes y en cambio cuándo les pides una actividad estática como mantenerse con un pie delante de otro o a la pata coja con incapaces de hacerlo.
El control postural implica controlar la posición del cuerpo en el espacio para dos propósitos: ESTABILIDAD Y ORIENTACIÓN. La orientación postural se define como la relación apropiada entre los segmentos corporales y entre el cuerpo y el entorno para una tarea determinada (Horak, 1996). La estabilidad es la habilidad para controlar el centro de masas de nuestro cuerpo en relación con la base de sustentación. Así me será más fácil guardar la estabilidad en sentado en una silla o de pie con las piernas abiertas, que de pie con los pies juntos o a la pata coja. La base de sustentación, imaginada como un círculo se va cerrando según elimino puntos de apoyo.
En algunas tareas será más prioritaria la orientación, como un en portero de futbol que orienta su cuerpo, e incluso en ocasiones caerá al suelo, para evitar el gol. En otras la estabilidad es hegemónica, como en un funambulista que camina por una cuerda. En consecuencia, aunque el control motor es un requisito que tienen en común la mayoría de las tareas, las demandas de estabilidad y orientación cambian con la tarea (Shumway-Cook, 1990).
Por ejemplo, la acción de un niño sentándose en una silla a leer tiene un requisito de orientación postural de la cabeza fija y estable y los ojos fluidos siguiendo el material de lectura. Los requisitos de estabilidad en esta tarea son leves puesto que el respaldo e la silla y el asiento proporcionan una base de apoyo relativamente grande. En cambio, la tarea de permanecer de pie mientras leo un libro tiene el mismo requisito de orientación postural, pero se aumenta enormemente la demanda en la estabilidad porque ahora el único apoyo que tiene son los dos pies juntos. Una ligera alteración del control postural podría afectar a una o a ambas tareas disminuyendo la eficiencia. Quizás esto mismo sea más sencillo de comprender cuándo debemos caminar (estabilidad dinámica) y beber de una botella de agua al mismo tiempo (orientación). Correr (estabilidad dinámica) y seguir una pelota con los ojos y la cabeza para conseguir atraparla (orientación). O caminar por un bordillo estrecho mirando a ambos lados de un paisaje en lugar de un punto fijo en el centro.
La investigación indica que el control motor implica un procesamiento sensorial activo, con representaciones internas, constantes para el paso de la percepción a la acción, de manera que el sistema postural pueda calcular en que parte del espacio se encuentra el cuerpo y predecir hacia dónde va y las acciones necesarias para controlar ese movimiento.
La postura debe ser lo suficientemente estable como para permitir movimientos de las extremidades, necesarias para mirar a su alrededor, manipular objetos, mantener conversaciones o moverse. De forma que no por mucho estimular el equilibrio dinámico caminando por unos bloques en línea mejoraré mi estabilidad, porque la postura, el equilibrio estático, precede al dinámico.